
No hay palabras para describir a lo que hoy es un grandísimo cofrade y mejor amigo. Mirando a su público, callado y expectante, como siempre, con túnica o costal. Con la montera por capirote y la muleta por capa, es curioso como este crío se hizo hermano de la trianera cofradía del Arenal, como soñaba en cada madrugada de Jueves Santo al retornar a su capilla con la Esperanza de la mañana siguiente. Sabía que al andar sus pasos por Pastor y Landero en el Miércoles Santo menos le faltaba para ver 'al Caído' frente a la vieja cárcel.
Con los años, cambió la buena faena de tarde por los costales blancos, y quiso ser uno de esos ratoncitos. Ratones blancos que llevan entre pañuelos de seda a la más olorosa flor de Pasión. Va por ti, maestro...
2 comentarios:
No tengo palabras, cuando he entrado en este blog y he visto esa foto. Que recuerdos cuando me ponía delante de la tele intentando de hacer la misma faena que Espartaco, que recuerdos cuando mi tia me llevaba de la mano al Parque Amate a la Escuela Taurina... Muchas gracias amigo por ese articulo, me ha llegado al corazon. Hoy tengo 23años y con la misma ilusión que cuando era un crio me sigue poniendo la túnica de cola mi madre un Miercoles Santo. Mi corazon siempre será Torreblanqueño,Trianero y Torero del Arenal. Un abrazo maestro. SERRA
Precioso y sentido homenaje querido Camarlengo. Como siempre: genial.
Un abrazo.
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