martes, 23 de octubre de 2007

El diálogo

-No llores María,
dulce madre de amor
hija del Creador
y esperanza mía.
No llores María,
madre del Salvador
Virgen digna de veneración
y causa de mi alegría.
-¿Cómo evitar el llanto
que de mis ojos brota
en esta hora nona
donde se oye el quebranto?
Ya me lo dijo Simeón,
que por amor padecería
la más dura tropelía
y sería traspada de dolor.
-Se derraman lágrimas de tus ojos,
en amor perlas cultivadas
por la mujer más inmaculada
se convierte el dolor por antojo
en la calidez más esperada,
y la luna aguarda apagada
la hora de tu retorno.
-Lágrimas no me quedan,
las velas lloran por mí
que cantando la pena
alumbran este sinvivir,
de esta pobre madre
que a su Hijo llora.

sábado, 13 de octubre de 2007

Soledad


Soledad
¿cabe más dolor en tu rostro,
en el sonrojo de tus mejillas?
Soledad
suena tu nombre
en el crepitar del sol por San Lorenzo
en una mañana de octubre.
Sabe tu nombre a Viernes Santo
enlutada señora de estirpe noble,
acunada carmelita
laurentina dama de noche.
Soledad...