
¿Dónde acaba el amor?...cuando miro a la Madre de rodillas ante el Hijo veo que aun no se ha acabado, pues el amor de una madre no termina nunca. Es imperecedero. Y cuando miro, en este caso, la estampa del Hijo, compruebo que el amor a su Padre tampoco termina.
Creo, sinceramente, que el amor no se acaba. Siempre comienza entre azahares de primavera, entre redobles y cornetas. El amor se filtra entre los respiraderos y juega con las bambalinas al son del viento, pero no se escapa hacia un horizonte más lejano, solo se enreda en alguna cruz de dolor o se coloca junto a algún sayón para susurrarle al oído quién es el Hijo de Dios.
Como dice San Pablo en sus cartas 'si no tengo amor, nada soy'. También lo canta el grupo Siempre Así, que le salió de escándalo, por cierto. Pero sin amor, y menos sin amor en la contemplación, nada somos.
Al ver la imagen que muestro, no me queda otra que arrodillarme en mi personal monte de lirios y con mis lágrimas enjugar los pies del que fuera Cautivo y Nazareno. Porque después de la muerte, el amor nunca termina. Porque después de este monte de Dolor, siempre nos quedará una mañana clara de Domingo...
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