jueves, 28 de junio de 2007

Nazareno de Sevilla

Eres noche de Sevilla
y gloria de su palio,
bordado de su bambalina,
y cuenta de su rosario.

Nazareno de percalina,
de alpargata y esparto,
nazareno de Sevilla
de merino y amaranto.

Eres flor de la peana
y vela del candelero,
plegaria sevillana
y rocío del cielo,
que nace en la mañana
y que viste con esmero
capa de lana
y túnica de terciopelo.

Nazareno de percalina,
de alpargata y esparto,
nazareno de Sevilla
de merino y amaranto.

Eres escudo del faldón
y cristal del guardabrisa
que protege con amor
y guarda con premisa
la más bella flor,
la de la tez bellísima.

Nazareno de percalina,
de alpargata y esparto,
nazareno de Sevilla
de merino y amaranto.

Eres nazareno de Sevilla
la gloria y la razón,
arquitecto de maestría
caminante por amor,
dulzura al mediodía
y en la tarde, compasión,
nazareno de Sevilla
penitente de pasión,
sentimiento de cercanía
rebosante el corazón,
llevas el alma encendía
por el Cristo de tu devoción,
nazareno de Sevilla,
que en ti llevas el candor
de servir en la cofradía
desde el preste al muñidor.

Nazareno de percalina
de alpargata y esparto,
nazareno de Sevilla
de merino y amaranto.

4 comentarios:

el aguaó dijo...

Bellísimo querido Camarlengo, tanto el texto como la fotografía.

Un abrazo.

el_camarlengo dijo...

Muchísimas gracias Aguaó. El del Gran Poder está especialmente dedicado a ti.

Un abrazo.

Buckbeak dijo...

Vaya, Camarlengo, me has soprendido gratamente. No sabía que escribieras tan bien.
Quizá hayas errado en tu elección profesional, pero bueno...
Un saludo, y espero leer más cosas.

el aguaó dijo...

Cuando ves al Señor, normalmente sueles quedarte sin palabras, como me ha pasado a mí, que solo he conseguido transmitir algunos términos torpes y toscos, los cuales te he dejado en la entrada anterior.
El Señor tiene la capacidad de enmudecer a todo aquel que Lo mira. Si surgen algunas palabras, deben ser precisas y en armonía con Lo que se está contemplando.
Tú, querido amigo, has sabido completar la imagen del Señor con tus palabras. Yo solo he podido añadir, más bien balbucear, algunos términos, tal era la emoción que me embargaba.

Muchas gracias por tu homenaje. Es todo un honor para mí.

Un fuerte abrazo.