sábado, 11 de agosto de 2007

Meditaciones ante el Sagrario


Oh, vida preciosa, cuerpo indeleble
que naciste de inmaculada madre
traspasada de dolor.
Purísima Hostia divina, cuerpo mismo del Salvador
que del cáliz de su sangre
nace la Cruz de la Redención.
Luz radiante llena de amor
alzamiento del cuerpo atravesado por el sol
y sangre del costado
mezclado con el sudor
del viejo hombre del campo,
del jornalero del viñador.

Reposa en tu arca, esperanza y fe,
alegría y compasión.
Blanquísima Hostia Sagrada,
pureza misma del sudario
como palomas del campanario
atravesando la mañana de esplendor.

Ave Corpus Christi
con fuego en el corazón,
llama primorosa,
enamorada traspasada con saeta
de arrogancia, trono esperanzador
que abre al punto el purgatorio
sintiendo la eterna Comunión.

Verdad misma infinita
destino y salvación
Trinidad Santa preciosísima
Sangre y Carne de amor.

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