jueves, 13 de septiembre de 2007

María, ¿quién como tú, María?


Tienes nombre de mujer,
dolorosa madre encarnada,
fulgor del atardecer,
lucero en la noche estrellada,
que a tus plantas vienen a caer
versos y rimas derramadas
para la rosa de Jerusalén,
para la Virgen proclamada
por la realeza de ser
Madre de Dios Inmaculada.
María, dulce nombre que rebosa pasión, que exclama dulzura y que llora sentimiento. María, madre de Dios, de la Iglesia y de los hombres. María, ¿quién como María madre Dios Inmaculada Concebida? María, señora de la noche, de estrellas y de luceros, del amor de los vencejos en las tardes de la primavera. Fuente de agua clara que abre los caminos del amor, hiniesta dolorosa suplicante al Dios de la Redención, pentecostal madre y piropo de perdón. Eco fulminante que llena el vacío del silencio, que pasa tranquilo y callado exclamando, silente, poder ser San Juan que te hable en la Palma del calvario, en la esperanza de la mañana, puerta en forma de arco.
María...quién como tú, María, hija callada de Sión, magnífica señora, dulce esposa y madre, reina asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial que es el cielo de Sevilla, que es la gloria terrenal, que no hay nombre que compare tal maravilla con tu dulzura angelical, que no hay mañana que te llore, dolorosa pasional.

2 comentarios:

el aguaó dijo...

Precioso de nuevo amigo. ¡Y qué bien le viene a nuestra Sevilla! Mariana por antonomasia. Bellísimo.

Y la imágen espectacular.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Tengo una foto muy antigua de Ella con una mantilla blanca...