domingo, 1 de julio de 2007

San Salvador

Sedente y tranquilo. Así es el mejor inquilino del Salvador. Y que ilustrativo, al fondo, el rótulo de la plaza. Su mejor obra, para un Arcediano, el de Carmona; su mayor engaño, el Gran Poder, que al final resultó ser de un discípulo suyo de Córdoba, afincado aquí en Sevilla.
En su marmóreo pedestal bajo el abrigo del vuelo de las palomas, entre el Primitivo Quiosco y la Catedral del Amor. Entre el fresco de la Real, Antigua e Ilustre Bodega, y hasta con ceras e inciensos perfumados. Es que no se merece menos.
Allí se encuentra descansando del trabajo de una vida Juan Martínez Montañés. Al parecer, un jiennese de Alcalá la Real que buscando fortuna después de su aprendizaje en Granada en esta bella ciudad, donde creó escuela.
Pero no quiero hablaros de Montañés. Quiero hablaros de ese rincón, El Salvador, donde las tardes bajo las velas, entre aromas de naranjos e inciensos de esquinas; entre San Juan de Dios y la antigua mezquita; entre rojos de grandeza y grieses de olvidos. Entre todo eso se hace Sevilla más bella en verano. El manto estrellado cubrirá la plaza y los pies de la Pasión, recordar una mítica 'rampla' desde la que saltamos al silencio del vacío seguido por una centuria de sueños, donde en el mismo sitio vimos nacer a la amargura de una tarde de domingo, entregamos nuestra caridad y hayamos el refugio de salud.
¿Será verdad que en El Salvador hace falta una fuente, fuente de vida, que además de brotar de ella caldos de la tierra, manen por sus bocas sueños de primavera?

2 comentarios:

el aguaó dijo...

¡¡Y qué símbolo para Sevilla!! Dicen que para el 2008 nacerán nuevos nazarenos blancos y pequeños, que podremos ver salir Amor por sus puertas, la acepción del Socorro vendrá en busca de nosotros, y el Jueves la Pasión nos emocionará para embelesarnos con la Señora de las Mercedes.
Sevilla recupera El Salvador, su Iglesia y su Plaza. Los sevillanos recuperamos la Plaza del Salvador en todo su esplendor... ¡¡y qué bonita es!! A mi me gusta especialmente los meses de primavera, incluso desde febrero, cuando la tibieza se empieza a hacer patente, y el aroma del azahar embriaga el ambiente con la llegada de marzo, para llenar de almas su centro en abril y mayo.

Un fuerte abrazo amigo.

Raúl Ramírez dijo...

Será toda una sorpresa cuando entremos por primera vez en el remozado templo.