Allí, una Cruz desnuda. Junto a ella, lo mismo de siempre, en parejas acoladas dos señores de negro ruán, otros tantos de morado con señorial capa blanca, seguían dos con túnica negras y cíngulo de esparto y terminaban otros con aterciopeladas túnicas de esperanza. Yo estaba frente a ellos, con una túnica roja que me envolvía. Roja por el dolor y el pecado, por la fugacidad de la vida.
El lugar, el más bellos de los nimbos jamás imaginados. Sobre la Cruz, Ella, la misma de siempre, la que fue soñada mil veces y ahora era realidad, una Virgen vestida de sol y coronada de estrellas cientos de veces descrita en otros artículos.
Los primeros señores, los del rúan, tenían para mí un escudo de cinco cruces y una túnica como la de ellos. Los siguientes, un cíngulo blanco y una dalmática celeste. Los que proseguían, un roquete y una cruz de madera. Los últimos, un canto de amor y un ancla.
Miraba a mi alrededor y me sonaban las caras. Me pareció ver a un tal Agustín de Hipona junto a Tomás, el dominico. Frente a ellos, Francisco con el viejecito de Alpandeire y Antonio. Más al fondo, detrás de los nazarenos, Ignacio. Junto a la Virgen, la zapatera sevillana con Rita, la de Casia. Todos estaban allí, a los que tantas veces les recé, a los que tantas veces les pedí.
Al verme arrodillado, me di cuenta que estaba en los últimos momentos y recordé aquel cuadro de Valdés Leal en el Hospital de Mañara. El tiempo pasaba y todo terminaba. Ahora estaba en el juicio primero.
Hoy, es 31 de Diciembre. El año termina. Lo que no hayamos hecho, quizá tengamos tiempo de hacerlo o no. Vivir de acuerdo a nuestros ideales, de forma coherente y a tope, para cuando estemos en ese juicio descrito, podamos mirar a la Cruz con el mismo amor que quien por nosotros murió en Ella.
Feliz Año.
El lugar, el más bellos de los nimbos jamás imaginados. Sobre la Cruz, Ella, la misma de siempre, la que fue soñada mil veces y ahora era realidad, una Virgen vestida de sol y coronada de estrellas cientos de veces descrita en otros artículos.
Los primeros señores, los del rúan, tenían para mí un escudo de cinco cruces y una túnica como la de ellos. Los siguientes, un cíngulo blanco y una dalmática celeste. Los que proseguían, un roquete y una cruz de madera. Los últimos, un canto de amor y un ancla.
Miraba a mi alrededor y me sonaban las caras. Me pareció ver a un tal Agustín de Hipona junto a Tomás, el dominico. Frente a ellos, Francisco con el viejecito de Alpandeire y Antonio. Más al fondo, detrás de los nazarenos, Ignacio. Junto a la Virgen, la zapatera sevillana con Rita, la de Casia. Todos estaban allí, a los que tantas veces les recé, a los que tantas veces les pedí.
Al verme arrodillado, me di cuenta que estaba en los últimos momentos y recordé aquel cuadro de Valdés Leal en el Hospital de Mañara. El tiempo pasaba y todo terminaba. Ahora estaba en el juicio primero.
Hoy, es 31 de Diciembre. El año termina. Lo que no hayamos hecho, quizá tengamos tiempo de hacerlo o no. Vivir de acuerdo a nuestros ideales, de forma coherente y a tope, para cuando estemos en ese juicio descrito, podamos mirar a la Cruz con el mismo amor que quien por nosotros murió en Ella.
Feliz Año.
3 comentarios:
Que tengáis buena entrada de año y que lo mejor del 2007 sea lo peor del 2008.
Un fuerte abrazo de la canina caviladora ........
FELIZ AÑO, querido Dani.
Te deseo mucha salud, mucho amor y un gran año cofrade.
Tu siempre amigo Paco.
Vuelves a salirte cual crack brasileño.
Enhorabuena y Feliz Año Nuevo.
Un abrazo.
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