lunes, 18 de febrero de 2008

...esperanza...


Pero hay esperanza en otro sitio. Aunque no lo sepáis, hay una esperanza en San Lorenzo con el mismo sabor a Viernes Santo que las otras. Ella, prefirió mudarse al sábado para seguir siendo la última esperanza, para que fuera su puerta a la última que mi mano llamara antes que se apagara la última luz que alumbraba la plaza.

Soledad es tu nombre, la soledad más callada. Cuando en soledad quede mi vida, siempre estarás tú, Soledad soñada. Cierro los ojos y puedo verte, Soledad, que vienes acurrucada entre cera blanquecina encendida a filigrana por la caña de un Santizo que la acompaña en soledad. Doy mi vida por verte en la oscuridad más serena, por encontrarte tras la reja de tu capilla silenciosa donde tiene lugar el baile de querubines, donde se convierten en seises las estrellas para marcar tu camino de esperanza y soledad.

Soledad madre mía, floreada de azucenas que se mueven con el viento que las roza. Soledad tienes tu nombre en el vacío más callado, en la quietud de tu cortejo y en la nobleza de tu remanso donde descansas tranquila esperando al olvidado. Eres tú mi esperanza, Virgen de la Soledad, dame tu mano soleá, que a tus plantas pongo mi vida esperando de tu voz el llanto que me llame a la soledad.
(Con permiso de Artesacro, preciosa foto)

3 comentarios:

el aguaó dijo...

Somo muchos los que elegímos San Lorenzo para poner el broche de oro a nuestra Semana Mayor. Acariciar la puerta y desear volver el año que viene.

Sin embargo, cuando la Soledad despide su Sábado Santo, en la Ronda aún quedan dos horas para que llegue su Esperanza.

Un abrazo amigo.

el_camarlengo dijo...

Toda la razón amigo mío. Por eso, después de una dulce despedida de la soledad, siempre nos queda la Esperanza.

el aguaó dijo...

Magnífico juego de palabras, con el que estoy de acuerdo completamente.

Un abrazo.