viernes, 4 de abril de 2008

De albero y grana

De albero y de grana
se viste Sevilla
para vivir una semana.
Ya no pican las campanas
del dolor y la tristeza
pues queda la grandeza
del Real por la mañana.
Los lirios huelen a claveles,
las tambores rufan por sevillanas
y los cíngulos suenan a caireles.
Sevilla se despierta un martes por la mañana con luces de colores, arco de fantasía y puerta de la gracia. Se alfombran sus calles del más clásico adoquín con los tapices del albero de las plazas que perdimos y el cielo destella en bombillas como estrellas.